InicioBlogLos Barbar, de la guerra siria a la tranquilidad de Pilar

Los Barbar, de la guerra siria a la tranquilidad de Pilar

Publicada el

spot_img

Hace un mes y medio que viven en las afueras de la ciudad. Cuentan con la asistencia del municipio y con ayuda vecinal. Días atrás llegaron más familiares desde Alepo. La adaptación les resulta muy dificultosa.

Resurgidos de las ruinas que dejan los bombardeos en Siria, los integrantes de la familia Barbar llegaron a la Argentina hace un mes y medio. Se radicaron en Pilar, a 45 kilómetros de Córdoba, luego de que el municipio local hiciera un ofrecimiento a la ONU para alojar a 50 familias.

Están entre las primeras en llegar a Córdoba en calidad de refugiados. Hoy hay otros 20 sirios instalados. Los Barbar aún no han tomado contacto con ninguno de ellos.

Hafez Barbar (41) escapó de Alepo, destruida por una guerra civil que ya lleva casi seis años, junto a su familia: Mari Haddad, su esposa, y sus dos hijas, Maya (15) y Joele (12).

En 2011, Hafez sufrió un atentado que lo dejó postrado durante un año y medio. Un coche bomba explotó en su lugar de trabajo, donde murieron cinco de sus compañeros. En otro ataque había muerto su primo.

La casa en la que vivían fue destruida luego de un bombardeo. Se mudaron a un edificio, pero otro ataque lo tiró abajo parcialmente, por lo que decidieron emigrar.

Fue un cura tucumano que está en Alepo el que los alentó a venirse a Argentina. La religión cristiana que profesan fue una de las razones por las que este país asomó como un destino posible. “Además, el ingreso a Europa estaba cerrado”, explican.

Desde acá siguen las noticias de la guerra. Dicen que los puso felices que el Gobierno haya recuperado Alepo, aunque explican que sigue siendo una ciudad insegura. No ven cerca el final de la guerra y tampoco se imaginan un futuro próximo allá.

“No podemos volver. No hay agua, ni luz, todo es caro, está destruido y no hay trabajo”, cuenta Taufiq Tuma, otro sirio recién llegado a Pilar, quien aún estaba en Alepo cuando el Gobierno recuperó el control de esa ciudad.

Volver a empezar

En una de las últimas casas antes de que comience el campo en Pilar, los Barbar abren la puerta de su nuevo hogar y saludan diciendo “buenas”, una de las pocas palabras que aprendieron a pronunciar en español. Más tarde dirán otra: “chao”.

Viven en una zona casi rural, muy distinta al entorno urbano al que estaban acostumbrados.

En Córdoba están lejos de las bombas, pero también de familiares y amigos. Los Barbar se enfrentan ahora a otra difícil lucha: la profunda tristeza por el desarraigo.

Un nuevo “amigo” de la familia cuenta que varias veces fue a visitarlos y los encontró llorando. “Extrañan”, resume el hombre.

“Extrañamos muchas cosas: la calle, el barrio, la comida, la iglesia, la escuela…”, coinciden. Algunos vecinos se acercan, como para acompañarlos. Se sientan frente a frente, sin hablar.

Ello motivó a las autoridades municipales a hacer nuevas gestiones para conseguir que vinieran de Alepo otros familiares, y así pudieran contenerse.

Hace una semana llegaron a Pilar una hermana de Mari, junto a su marido y dos hijas, también huyendo de la guerra.

Los Barbar, dicen, están mejor ahora, compartiendo la casa con parte de la familia. Aunque allá quedan otros parientes. Traerlos a todos, lo saben, será imposible.

Integración

En principio iban a ir Santiago del Estero, a trabajar en el campo, pero como no conocen el oficio llegaron a Pilar, donde Hafez encontró empleo como soldador en un empresa local, actividad que desarrollaba en su país.

“Me levanto a las seis. Desayuno y me viene a buscar un compañero. Vuelvo a casa a las 16”, cuenta Hafez, a través de Nizar Daoud, su traductor.

El hombre dice que al no entender el idioma no puede avanzar en prestaciones más óptimas en su trabajo, por lo que su salario aún no le alcanza. Mari trabajó en el municipio de Pilar, pero como no podía dejar solas a sus hijas, abandonó el empleo.

Maya y Joel fueron dos semanas a una escuela local, y el año próximo lo harán en otro colegio. Hafez dice que sus hijas se adaptan más rápido que él y Mari, a los que les cuesta recuperar la felicidad que perdieron en su país.

Dicen que en Pilar las personas intentan ayudarlos. “En la calle o en algún negocio están siempre dispuestos a colaborar”, apunta Hafez.

“Cuando me acompaña Nizar (el traductor) todo es más sencillo, pero cuando no está no sé cómo hacer para conseguir algunas cosas”, dice en referencia a la dificultad ocasionada por el idioma.

Nizar cuenta que desde que están en Pilar, sólo tres días no estuvo con ellos. “Los voy a acompañar hasta que puedan desenvolverse solos”, asegura. Todos saben que no será fácil.

Últimos artículos

Uso del Casco: Uber Introduce Recordatorio en Uber Moto

Uber ha lanzado una nueva función destinada a aumentar la conciencia sobre la importancia...

Festival de las Infancias en Laguna Larga

Un mes de alegría y diversión en Laguna Larga. Una celebración única en Córdoba...

El Rally Provincial llega a San Francisco el fin de semana

El próximo fin de semana tendrá continuidad el Rally Provincial con la quinta fecha...

Arrancó la 17 edición del Festival Pensar con Humor

Con más de 70 artistas que actuarán en 13 localidades de la provincia, el...

Más temas

Uso del Casco: Uber Introduce Recordatorio en Uber Moto

Uber ha lanzado una nueva función destinada a aumentar la conciencia sobre la importancia...

Festival de las Infancias en Laguna Larga

Un mes de alegría y diversión en Laguna Larga. Una celebración única en Córdoba...

El Rally Provincial llega a San Francisco el fin de semana

El próximo fin de semana tendrá continuidad el Rally Provincial con la quinta fecha...