Las medidas de aislamiento adoptadas en diferentes países para frenar la pandemia del coronavirus obligaron a más de 3.000 millones de personas de todo el mundo a quedarse en sus casas. La reducción de la circulación del ser humano no sólo generó beneficios para el medio ambiente, sino que brindó mayor libertad a distintos animales, muchos de los cuales se animaron a regresar a sus antiguos hábitats. La última novedad vino del Reino Unido, donde se avistaron por primera vez en 240 años águilas de cola blanca, el ave rapaz más grande del país, en su hábitat natural.
El regreso de esta especie se debe al proyecto “Reintroducción del águila de cola blanca” liderado por la agencia gubernamental Forestry England y a la fundación Roy Dennis Wildlife. La iniciativa tiene como objetivo restaurar una población de esta especie en la costa sur de Inglaterra. De esta manera, liberaron en junio de 2019 seis jóvenes ejemplares en la Isla de Wight, los cuales provienen de Escocia, donde fueron reintroducidas en la década de 1970 bajo un esquema similar.
A todas las águilas se les incluyó un rastreador GPS con el objetivo de monitorear su comportamiento. Hasta el momento los especialistas registraron que algunas de ellas estuvieron volando a lo largo de varias regiones, llegando a recorrer más de 400 km. A su vez, esperan que se puedan formar parejas reproductoras. La agencia Forestry England instó a los habitantes de la Isla de Wight a tomarles fotografías y videos y reportarlas a la Roy Dennis Wildlife Foundation.
El águila de cola blanca o águila marina es el ave rapaz más grande del Reino Unido. Puede medir hasta 2,5 metros (de extremo a extremo de sus alas) y pesar entre 4 y 7 kilogramos. La última vez que se vio esta especie en la Isla de Wight fue en 1780 debido a la caza ilegal, la cual llevó a que se extinguiese por completo en varios países de Europa, según informó la Sociedad Real para la Protección de Pájaros, la mayor organización sin ánimo de lucro de Europa dedicada a la protección de la vida salvaje.
La postal de las águilas de cola blanca no es la primera de este tipo en el mundo. En Rusia, se logró captar por primera vez en varios años al leopardo de las nieves, una de las especies más exóticas del mundo. Mientras que en Tailandia, cientos de monos hambrientos protagonizaron una pelea en la localidad de Lopburi, luego de que el coronavirus disminuyera drásticamente el número de turistas en la zona, que suelen alimentar a esos animales.
En Argentina se avistaron pingüinos paseando por las playas de Miramar, carpinchos en las calles de Necochea y ciervos de los pantanos en el delta del río Paraná. En Mar del Plata, los lobos marinos fueron vistos deambulando por el puerto casi con total libertad. A su vez, la Agencia de Protección Ambiental de Buenos Aires (APrA) informó que la calidad del aire de la Ciudad mejoró en un 50 por ciento entre el 20 y el 25 de marzo, los cinco primeros días del aislamiento obligatorio que decretó el Gobierno por la pandemia, en comparación al mismo periodo del año pasado.
A su vez, en India se hizo posible a ver la Cordillera del Himalaya desde 200 kilómetros –algo que no sucedía hace 30 años- gracias a la disminución de la contaminación que provocó el cese de actividades industriales y la restricción del tránsito. Algo similar sucedió en Kenia, donde se puede volver a ver el Monte Kenia, la segunda montaña más alta de África, a una distancia de 136 kilómetros. Finalmente, en Venecia el agua de los canales se volvió transparente después de que se redujera el turismo y la circulación de las embarcaciones.
Fuente: Página 12