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“Fue un año difícil pero salimos adelante”

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Marta Golubenko Ferreyra es una escritora cordobesa que nació en Villa del Rosario y actualmente vive en la ciudad de Córdoba. Al mismo tiempo, es hoy la coordinadora del Café literario El refugio de la cigarra, un espacio donde se presentan exponentes de todas la ramas de la cultura y donde el objetivo principal es brindarles un escenario para mostrar sus obras, compartir su trabajo y encontrarse con la comunidad. De esta forma, y como la principal representante y promotora de la nueva sección de Hechos, “El refugio de la cigarra”, Marta cuenta, en esta entrevista, su recorrido en el camino de las letras; cómo vivieron, ella y sus compañeros de espacio, el 2020; cuáles son sus futuros proyectos y qué podemos esperar del Café literario este nuevo año.

¿Cómo empezaste tu camino en el mundo de las letras y la literatura? ¿Cuáles fueron tus primeras incursiones en la literatura?

Marta: El contacto con la biblioteca a diario y las actividades escolares me permitieron estar con la lectura a la orden del día. Eso me apasionaba. Escribía pero siempre tenía que pulir; más me gustaba leer. Cuando se es profesora de Literatura se cree que sabe escribir muy bien y en verdad, la escritura es un trabajo diferente. No se necesita ser profesor de Literatura para poder escribir. Nosotros, como profesores, desentrañamos los textos, leemos mucho, los comprendemos, aunque de allí a escribir poesía hay un trabajo que se necesita practicar y mucho. No se es poeta así porque sí; hay que entrenar la mente y la mano para ser escritor. Y también estudiar puesto que uno siempre aspira a la perfección. Tuve la posibilidad de ser invitada a escribir el libro de los 200 Años de Villa del Rosario con las profesoras Liliana Mora y Élida Oliva de Rivas. Después vino el Libro de los 100 años del Colegio la Salle y así vinieron los cuentos, las poesías… pero siempre una escritura muy íntima. Cuando llegué a Carlos Paz, a principios del año 2003, tuve la posibilidad de encontrarme con poetas y comencé a asistir a círculos de escritores. En el 2007, publiqué el primer libro personal que estuvo lejos de lo literario, fue un ensayo acerca del cáncer. El libro El Cáncer y yo, confesiones íntimas, me abrió muchísimas puertas a Ferias del Libro en distintas provincias y comencé con las charlas de concientización. Era un intento de crear conciencia acerca de los mitos relacionados con la enfermedad. Paralelamente fui trabajando con los textos poéticos aunque, en realidad, prefiero la narrativa más que la poesía. En ambos se debe trabajar mucho en la escritura.

Viviste muchos años en Villa del Rosario ¿cuáles fueron los espacios o las experiencias que, desde la lectura que podés realizar hoy, más te marcaron en la ciudad?

Marta: Yo viví mis primeros 42 años en Villa del Rosario y las escuelas me marcaron mucho, fueron aprendizajes increíbles. También me marcó mucho lo social y cultural. Villa del Rosario tiene una característica muy particular. Cuando lo comparé con Carlos Paz, descubrí que es muy bonito turísticamente pero en realidad en Carlos Paz a una gran parte de la gente le falta el sentido de pertenencia. Eso sí lo tiene Villa del Rosario. Cuando los habitantes tienen sentido de pertenencia a su lugar, trabajan para mejorar, crecer y eso se nota. El esfuerzo que se hace en cada uno de los ámbitos en Villa del Rosario es increíble y notable especialmente en el área de cultura. Yo solía hablar con la gente dedicada al arte en general y la ciudad tiene una riqueza excelente y esa fue una de las cosas que me motivaron para hacer del Café Literario una vidriera para mostrar ese mundo del interior. A veces uno cree que todo “lo lindo”, lo mejor está en las ciudades y, sin embargo, cuando uno conoce el interior se da cuenta de que la gente tiene recursos humanos y artísticos extraordinarios y pueden ponerse a la altura de los espectáculos de las grandes ciudades. Recuerdo cuando fue el Teatro de Villa del Rosario a Villa Carlos Paz. Verlos actuar fue un orgullo porque son de excelente nivel, lo mismo que a nivel del ballet, la pintura, escultura. Villa del Rosario tiene a Bachi Delorto, un inigualable… Estoy muy orgullosa de la cultura de Villa del Rosario y eso debe mostrarse, aprovecharse. Ojalá así sea.

¿Y cómo es ese camino que te lleva de Villa del Rosario a Córdoba?

Marta: Aquí en Córdoba hay muchísimas expresiones culturales aunque el esfuerzo que se hace para poder estar en la vidriera es titánico, muy a pulmón. En mi caso, cuando llegué a Córdoba y abrí mi Café Literario, desde el principio pensé en traer la cultura del interior a la capital. Se presentó un lugar grande, el sí generoso y desinteresado de la Asociación Cordobesa del Volante. A veces tuve que poner dinero del sueldo para hacer algunas cosas porque no tengo sponsor. A mí me parece que los caminos deben estar siempre abiertos para que la cultura se muestre.

Hablemos sobre tu trabajo como coordinadora del Café literario El refugio de la Cigarra… ¿De qué se trata y cómo surge este proyecto?

Marta: Como contaba antes, se trataba de llevar a la ciudad parte de la cultura del interior… Se presentó la posibilidad de hacerlo en la Asociación Cordobesa del Volante. Hay una gran necesidad del público por conocer y entrar un poco en ese mundo cultural. La gente necesita momentos, o espacios interesantes y hay que dárselos. ¿Cobrar por todo eso? No. La Asociación Cordobesa del Volante me da el espacio de manera gratuita, entonces yo no cobro entrada. Se puede ir, sentarse y disfrutar de un café o de una bebida y apreciar la literatura, la poesía, una obra de teatro, la danza, la música, el canto, artesanías, artes plásticas. Se sale muy nutrido de allí y a eso lo hemos podido experimentar en cada uno de los espectáculos presentados. Eso nace solo; la gente te pide que hagas el Café. El Café de El Refugio de la Cigarra es una vez al mes porque hay mucho trabajo detrás de ese evento. Tuve la oportunidad de hacerlo hace muchos años, en el 2009, en un teatro en Carlos Paz. Fue muy novedoso ya que no había Cafés Literarios y hubo mucha concurrencia. Recuerdo una noche en la que hubo más de cien personas en el teatro. Hay muchos Cafés Literarios actualmente. En total, en la provincia, hay 35 espacios culturales de este tipo. Los coordinadores le ponen mucha garra para hacerlos. No es fácil mostrar la cultura y sobre todo no es fácil atraer al público. La idea del Café Literario no es sólo mostrar al artista sino que el público tenga acceso a esos espectáculos. Se intenta visibilizar a ese artista que, por su cuenta, paga en una imprenta para que le publiquen su libro porque de otra manera no tiene acceso al mercado del libro. Esa es una de las finalidades de los Cafés Literarios: promocionar a los escritores, no solamente a los más conocidos sino también a los iniciados en el universo de la escritura. Se tendría que apostar mucho para fomentar estos espacios gratuitos así el público podrá reconfortar el alma y ese deseo de encontrarse con las emociones, aquellas sensaciones que le produce el arte.

Este espacio es un café literario pero se define como un lugar para quienes buscan vivir un momento de crecimiento individual ¿Qué tipo de actividades se llevan a cabo?

Marta: La base es la literatura, sin embargo, siempre trato de tener un exponente de cada una de las artes. Hay espacio para que los artistas plásticos expongan sus obras… no hay varios el mismo día, se expone uno por mes. No es una feria donde cada uno va a con lo suyo. Se intenta destacar en cada Café a un artista plástico, un ballet, un cantante, varios escritores, alguna pequeña obra teatral…

Y volviendo al 2020 ¿Cómo lo vivieron?

Marta: En el 2020 se cerraron las puertas de los Cafés y lo digo con mucha tristeza, porque uno piensa “se callaron los poetas”. Aunque la verdad no es ésa… Fue un año para la intimidad, un año en que los poetas nos volcamos a escribir mucho, a escribir sobre la necesidad de compartir, a actualizarnos, a hacer cursos online, incluso algunos Cafés inventaron formas para llegar al público y para mostrarse. Tuvimos que reinventarnos en la pandemia para compartir todo lo producido por escritores y artistas en general. Sí hubo más silencios. Extrañamos estar juntos, leer juntos un texto, compartir expresiones artísticas. Fue un año difícil pero salimos adelante.

¿Qué evaluación podés hacer de la realidad que hoy atraviesa la cultura, en este contexto de COVID?

Marta: Está relacionado con lo que te decía recién… la cultura debe reinventarse. Hay mucha gente que está valorando las expresiones culturales cada vez más. Y se están ganando espacios. Se ha revalorizado esa necesidad de expresarse, de poder estar presentes. Otra cosa muy distinta es la comercialización de lo cultural… Yo hablo de hacer cultura, de convivir en lo cotidiano con todas las expresiones que van surgiendo desde los distintos grupos o de los artistas. Por ejemplo, la gente se ha volcado mucho a la producción aunque no ha sido un año fácil para poder dar a conocer las obras. Se han publicado muchos libros. Lo vemos en la página de Hechos, donde aparecen los libros que, por lo general, no están en las vidrieras de las librerías. Hay mucha gente que ha producido y escrito obras este año. Incluso en formato papel, hubo quienes publicaron su libro a pesar de la pandemia y eso habla de un gran esfuerzo y de una necesidad. Además, está la posibilidad de hacerse presentes a través de las redes. Los adultos aprendimos mucho para estar vigentes y poder compartir de otra manera el aislamiento. La cultura nos ha permitido estar más cerca, encontrarnos de manera virtual. No con el abrazo, sí cara a cara, a través de la tecnología. Aparte, nos permitió compartir con gente de otros países. Se acortaron las distancias y pudimos interactuar con personas de Ecuador, España, Israel… En todos lados hubo la misma necesidad.

¿Cómo describirías hoy el 2020?

Marta: Lo describiría como un año intenso, de aprendizajes increíbles, de desafíos insospechables y que nos hizo descubrir la capacidad de los seres humanos de resistir y salir adelante gracias a la esperanza.

¿Cómo viviste, a nivel personal, esta relación con la virtualidad?

Marta: Personalmente he tenido la posibilidad de interactuar a través de la virtualidad y de las redes. Ha sido un año de mucha producción literaria en lo personal y he podido compartir estas producciones en otros espacios. La virtualidad te permite llegar a lugares insospechados. De pronto estaba conversando con los cercanos y de pronto tenía una invitación para participar en un Congreso en España, o un programa radial de Perú. Para mí fue muy enriquecedor.

El café literario, a través tuyo, forma parte hoy del anuario 2020 de Hechos ¿Cómo surgió esta “colaboración”? ¿Cómo fue la experiencia?

Marta: Cuando vine a Córdoba y abrí El Refugio de la Cigarra quería tener una página en internet para poder publicar allí todo lo que hacía en el Café Literario y promocionar desde allí a los artistas. Ocurre que todo eso tiene su costo y, honestamente, como yo no tenía sponsor y tampoco pude salir a buscarlo, decidí hacer el esfuerzo sola. Lo hago en la medida que puedo. Pero siempre tenía la idea de una revista virtual… y quedó allí. Vino la pandemia y olvidé un poquito de ese tema. Un día hablando con Hugo Rosales, Director de Hechos, me pidió publicar uno de mis textos y manifestó que le gustaría que yo estuviera con una columna. Así surgió la idea de un espacio para el Refugio de la Cigarra, desde el cual se pueda mostrar la cultura de Córdoba. En este momento se me ocurre la imagen de un circo que va con sus camiones a distintos pueblos y muestra lo que hacen los artistas. Este espacio sería algo así: ir por distintos pueblos mostrando lo que cada uno de ellos tiene y, a su vez, lo que ofrecen otras comunidades. Del intercambio surge la riqueza de la cultura y ese es el propósito de El Refugio de la Cigarra. Con este espacio en el periódico Hechos lo que intentamos es compartir lo que ese artista hace para ayudarlo, visibilizarlo y contribuir a la difusión de la cultura.

¿La idea es que este espacio continúe?

Marta: La idea es tener un espacio para que esto siga. Y, por supuesto, vamos a ver qué quiere el público también. Además, los artistas están muy contentos, hubo una repercusión increíble. Hay mucho material y muchísimas ganas de que esto siga y con ellos vamos a nutrir esta sección cultural que ofrece el periódico.

Para cerrar… ¿Qué proyectos y qué desafíos te planteas para este año que comenzamos?

Marta: Mi deseo es poder continuar con el Café Literario aunque soy consciente de que estamos en un momento de mucha incertidumbre a nivel mundial en dónde un día podés juntarte y otro día no. Además, estoy trabajando para hacer un libro personal. En realidad tengo un poemario y tengo la intención de escribir una novela. Lo voy haciendo a medida que puedo, no es algo a lo que le dedique todo el día. Dicen que un libro sale a la luz cuando es el momento exacto. Soy una persona que siempre estoy generando proyectos. Me gusta estar en movimiento. Quiero disfrutar mucho de la vida, viajar, compartir con la familia, con los amigos, eventos culturales… tengo una vida muy activa en ese sentido.

Hoy, después de varios meses transformadores y teniendo en cuenta de que no estamos para nada seguros de lo que se viene… ¿qué espacios nos recomendarías, o qué actividades, a todos aquellos a quienes nos gusta la cultura, nos gusta disfrutar de la literatura, por ejemplo, y a lo mejor no estamos tan inmersos en el ambiente como vos?

Marta: Creo que hay que aprender a mirar qué es lo que está pasando en la sociedad y revalorizar la cultura como una forma de expresión social que marca el latido de un pueblo. Porque un pueblo no deja de vivir situaciones políticas, sanitarias, económicas determinadas, sin embargo, hay otro mundo del ser humano que se expresa y eso forma parte de lo cultural. Es allí donde el hombre se encuentra con sus emociones más íntimas. Eso ocurre con el artista y también con quien consume los productos del artista. Cuando el artista ve que la gente tiene avidez por reconocer su emoción en esa expresión cultural, es cuando tiene que manifestarse. Además hay que aprender a leer a los artistas, ya que a veces estos se anticipan a lo que va a venir. Hay que aprender a mirarlos un poquito más y mejor. Hay que apoyarlos, y fundamentalmente, difundirlos.

Fuente: Hechos Media

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