El Cispren dio a conocer su posición frente a las responsabilidades del periodista y las empresas que lo contratan.
A propósito de la carta documento que el comisario mayor Mauricio Mielgo, director de la Departamental Marcos Juárez, le envió al cronista Andy Ferreyra intimándolo a guardar silencio sobre una denuncia por acoso sexual que lo involucraba y que realizó una mujer policía.
En el marco de la permanente fricción entre los actores de la información, el extendido capítulo de la responsabilidad del editor aborda cómo la idea de un periodista “autónomo” tiene un profundo arraigo en las empresas periodísticas. De modo tal que, en este engaño, el periodista asoma como un gestor intelectual emancipado de la trama discursiva-comercial-social, el sujeto libre que pone en juego su voluntad sin arreglo a ningún acuerdo previo con las patronales.
Así, entonces, el periodista que haya publicado información sensible para los actores institucionales, sean de la esfera pública o privada, en el medio que lo emplea, se encuentra con que tiene que salir a disputar en terreno desconocido, sin más respaldo que su propio prestigio, armado apenas con el lenguaje de la palabra. A la intemperie cuando arrecia la tempestad de la querella. Fuera de cobertura patronal, defendiéndose como aquel al que impulsan a pelear, mientras los fogoneros se dedican a tenerle el saco.
Como si el ejercicio libre de la prensa, luego de verificados sus presupuestos técnicos, éticos y deontológicos, tuviera al hombre/mujer de prensa como destinatario de los beneficios que la publicación produjera, y no a los dueños del medio por que se difunde el mensaje.
Las empresas periodísticas no pueden eludir la responsabilidad de lo que sus periodistas publiquen a cuenta y nombre de las mismas. El Editor es el primer dique donde deben estrellarse los ímpetus de los intolerantes. Es el Editor el primer y último responsable.
Fuente: Redacción Hechos Media