Por Chino Serrano
Argentina estableció la despenalización del aborto terapéutico y por causa de violación desde 1921 y estableció el derecho al aborto gratuito y asistido médicamente, por Ley 27.610 del 30 de diciembre de 2020, en los casos ya habilitados desde 1921, o en todos los demás casos cuando la gestación no supere la semana catorce, incluida. La ley entró en vigencia en todo el territorio nacional el 24 de enero de 2021 tras la promulgación del presidente de la Nación, Alberto Fernández y a pesar de sus detractores, ésta no derivó en masas de mujeres imberbes ingresando a los hospitales para abortar.
La legalidad puso fin a lo clandestino y le dio voz a los excluidos. Termino con la falsa conjetura entre “No al aborto” o “Si al aborto”. Si la ley no era sancionada en forma favorable el aborto seguiría existiendo como hasta ahora y no se iban a salvar dos vidas, solo iba a seguir manteniendo oculta la problemática y encubiertas las muertes fruto de la pobreza. Hemos tenido en este país sobrados ejemplos de la hipocresía que significa defender la vida coartando el derecho a la misma. Esta ley es una conquista social que viene a terminar con la desigualdad que permitía a la clase social de mayores ingresos acceder aborto seguro, mientras la clase media o los más pobres sufrían las consecuencias de una mala praxis. Un derecho que solo beneficia a un sector de la sociedad no es un derecho, es un privilegio. Una ley no debe establecer sólo obligaciones para algunos sino justicia para todos.
Sin ahondar mucho más en las variadas razones que existen para recibir con beneplácito la aprobación de la ley de aborto legal, seguro y gratuito, vaya mi admiración para aquellas mujeres que defendieron sus derechos. Es fácil dilucidar no solo las injusticias que sufren las mujeres, sino también la falta de derechos en comparación a los hombres. El hombre autoproclamó siempre una superioridad social, biológica e intelectual ficticia, trato a la mujer como objetos o pertenencias. Viéndolo desde este punto de vista, los verdaderos creadores de las corrientes feministas han sido los hombres. Así ellas fueron ganando derechos con fuerza, no la de los puños sino con la perseverancia de su lucha, su pregón constante, con la rebelión de su sonrisa. Desde el ingreso a universidades, la ampliación de sus derechos civiles, desde una legislación laboral que la represente, el derecho al voto femenino, la mujer ha buscado su autodefinición sin que ésta sea producto de percepciones machistas. Sin sumirse en estereotipos, rompiendo las estructuras quiere independencia, ser libre. Y esto es una excelente noticia.
Hay muchos hombres, y mujeres inclusive, que no quieren abandonar su zona de confort, están muy cómodos representando sus papeles heredados de viejas tradiciones vetustas. Le resulta más fácil representar el rol de “hombre de la casa proveedor” y “mujer sumisa administradora”, defender su status quo de manera irreflexiva de todo aquello que represente un cambio. Cambiar es posible. «Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, igual miran antes de cruzar la calle» decía Stephen Hawking.
Siempre van a existir religiones, instituciones, fascismos en general que quieran ocultar estas re-evoluciones, que se pronuncian en desacuerdo con la conquista de derechos. Esto puede suceder por tener espurios intereses, falta de empatía, por una mezquindad de conciencia, por ignorancia, por egoísmo o, lisa y llanamente, por maldad.
Es hora de abandonar pensamientos arcaicos, reinventar conductas y abordar corrientes filosóficas acordes con los tiempos actuales que nos permitan pensar un mundo nuevo. Que esté a favor de la legalización del aborto no quiere decir que lo promueva, solo pretendo con mi postura que todos tengan los mismos derechos sin importar la clase social a la que pertenezcan. Así lo entendía al menos una eminencia a nivel mundial en medicina, el doctor René Gerónimo Favaloro. Fue un inventor, educador y cardiocirujano argentino, reconocido mundialmente por haber desarrollado el bypass coronario. Nadie más calificado para opinar sobre este tema que una persona que ha salvado tantas vidas.
“Los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto”. Estas declaraciones fueron realizadas durante una entrevista al diario La Gaceta de Tucumán en 1997. Allí consideró al aborto un acto criminal, pero evaluó que debía legalizarse para evitar muertes de mujeres pobres. “Legalizar no quiere decir que estamos autorizando para que todo el mundo se haga un aborto, sino que ante ciertas circunstancias la pobre desgraciadita que no tiene ningún recurso no caiga en ese trasmundo horroroso que la puede llevar a la muerte. Porque no se muere una, se mueren cantidades allí. Y por el contrario la niña privilegiada de la familia con guita, esa tiene todas las cosas, va a una clínica de prestigio le hacen la cosa sin que nadie se entere y a la tarde puede ir a un baile si quiere, porque ya todo pasó. Esa desigualdad a mí no me gusta”.
Nunca nada bueno ha surgido de prohibir, es preferible legislar. La evolución.
Chino Serrano es un reconocido músico, autor y compositor, productor artístico, escritor y maestro de guitarra de Villa del Rosario. Durante toda su carrera formó parte de distintas agrupaciones como guitarrista y bajista. En 2012 presentó el álbum Barro, con el dúo folclórico Marco Serrano, bajo el sello Universal Music. En 2017 participó como arreglista y guitarrista en la producción musical del material discográfico de Magalí Rosales. En 2019 publicó Guitarra Básica, Didáctica experimental, un libro donde recupera y sintetiza su experiencia como profesor en su taller de música “El Chunkano”.
