A los 88 años de edad, Walter Asin, el legendario gerente del Centro Comercial, emprendió vuelo, en una nota me dijo que sus palabras servirán varios años después para pensar en lo logrado

Allá por el año 2015, invitado por Ariel Díaz, me sumé a un proyecto llamado “LA OTRA MIRADA”, veníamos de dos años completos de homenajes en la televisión cooperativa, en programas deportivos y con personalidades del deporte, Ariel quiso hacerlo extensivo a personajes claves de nuestra comunidad y que no tuvieran nada que ver con el deporte.

Cuando me enteré de la noticia de la partida de Walter, sabía que esta historia estaba dando vueltas, por respeto a los familiares decidí esperar un tiempo para recuperarla. La gestación de aquella nota fue de la siguiente manera, el editor del programa era de Las Varillas, Raúl Salas “bombi”, él había destinado su sábado para venir a grabar dos programas y hacerlo rendir al viaje.

La lluvia sucumbió la siesta de Pozo del Molle ese sábado y el sol salió alrededor de las 17 hs, ese día grabamos una historia relacionada a la Cooperativa Agropecuaria y se me ocurrió, apoyado en el auto de “Bombi”, llamarlo a Walter Asin para que nos cuente la historia del “Hotel de Centro Comercial”, en menos de 15 minutos, se llegó al encuentro.

Estoy sentado frente a la computadora, pensando en que ayer fue la primera vez que fui a las oficinas del centro comercial y Walter no me recibió, es que el tiempo corre y uno debe asumirlo, mientras desgrabo la nota de hace 7 años, me alegro de haber estado lo suficientemente lúcido, ya que nunca voy con nada escrito, solo pregunto e improviso en las entrevistas, hoy me alegro de haber podido preguntar y haber recorrido en pocos minutos, toda su historia de vida, la historia de un hombre que se fue como vino, trabajando para los demás.

A pesar de tener un amplio recorrido, ¿sigue teniendo energías con el paso del tiempo para trabajar?

Walter – “Por supuesto que toda esa energía no es de uno, tenemos las manos de Dios que de alguna manera nos protege para que sigamos adelante, tenemos la dicha de que hemos llegado a una edad en la que todavía podemos hacer cosas”.

Cuéntenos un poco de su historia, ¿comienza aquí en Pozo del Molle?

Walter – “Exactamente, nací en 1933 en la esquina en donde estaba el negocio de mi hermana, en Sánchez Manzanera y Mitre, mis recuerdos de niños son maravillosos, Pozo del Molle en aquel entonces era muy chico, pero nos divertíamos lo mismo, la pelota era el número 1 y obviamente era de trapo. Teníamos nuestras amistades, estaban los chicos Cutro, Zurbriggen, Perlo, que fueron grandes músicos que luego fueron a la ciudad de Buenos Aires. Hicimos la primaria que estaba a una cuadra de mi casa, en donde estaba el viejo boliche de Fissolo, ahí estaba la escuela nacional número 1°, hoy Francisco Malbrán, allí hice hasta el 4° grado y más tarde me trasladé hasta el 5 y 6 de la escuela Gral. San Martin, en ese momento la escuela número 1° tenía solo hasta cuarto, me pasan por la cabeza las imágenes de algunas maestras como las hermanas Moscada, García Flores”.

¿Qué materia le gustaron de niño o adolescente?

Walter – “Aunque les parezca mentira me gustaban las leyes, tuve la suerte de que como no hice el secundario, en aquel entonces funcionaba la biblioteca Sarmiento frente a la plaza Bartolomé Mitre, quiero nombrar a la bibliotecaria María Luisa Defago, que en aquel entonces nos enseñó a leer y escribir, en máquinas de escribir, dactilografía nos enseñaba, en aquellos tiempos tener esos conocimientos te permitía acceder a puestos como empleados de comercio, más tarde yo tuve la suerte de entrar al ferrocarril, pero eso es otra historia.

¿Cómo fue su historia en el ferrocarril?

Walter – “El ferrocarril siempre es progreso, para nosotros era muy importante, yo estuve 25 años en ferrocarril, en 1977 cuando se levantó el ramal me dieron la opción para trabajar en la provincia de Buenos Aires o bien nos indemnizaban a medias, en ese entonces las leyes no eran como las de ahora, yo opté por quedarme en Pozo del Molle”.

¿Por qué eligió quedarse aquí?

Walter – “Yo tenía una frase, si me tengo que ir afuera a donde no me conocen, a lo mejor iba a correr la liebre, prefiero correrla en mi pueblo, porque sabía que me iban a dar una mano, ya sea con un empleo, o si este hombre tiene hambre, le daremos un pedazo de pan, una cosa es estar en el pueblo de uno, y otra estar en un lugar donde no te conocen, (expresaba con voz entrecortada). Pozo del Molle tiene todo el valor de la vida, de la familia, tuve la suerte de formar familia aquí con mi esposa Celina, que viene de Silvio Pellico y tuvimos 4 hijas”.

¿Por qué otro trabajo anduvo después del ferrocarril?

Walter – “Tuve la suerte de entrar a Casanto, había un señor que me conoció por la actividad que estaba haciendo en Bomberos y me llevó, estuve dos años hasta que el intendente Bluma me lleva a la municipalidad de secretario, después estuve un par de años de Bartolomé Mercedes Cesere y en 1985 ya ingreso al centro comercial en calle Rivadavia, donde está hoy la biblioteca Luis Guerberoff”.

¿Qué obras siente que le dieron auge al centro mientras usted comenzó a participar?

Walter – “En 1995 se hizo el matadero Frigorífico, lo realizamos íntegramente con recursos propios, en ese momento una ley borró los mataderos municipales por falta de infraestructura, nosotros llamamos a los carniceros para ofrecerles a toda esta posibilidad, después se creó bajo otras condiciones, fue importante para el pueblo y sigue dando muchas fuentes de trabajo. Por iniciativa de Dante Supertino, se crea con la cooperativa de Luz y la municipalidad una sociedad de fomento, que recupera la banda de música Gral. Manuel Belgrano, esa misma sociedad dispone de una casa en Córdoba capital para que la gente parara allí cuando iba por temas de salud, eso fue algo muy acertado en su momento”.

Sobre el hotel del Centro

Walter – “Allá por 1999 ó 2000 surge la idea del hotel, recuerdo a María Cristina Cruz de Piccato, porque teníamos dificultades para tener la escritura, eran terrenos del ferrocarril, llamamos a arquitectos de la localidad y comenzamos a diagramarlo, en septiembre del 2007 se inauguró con muchas cosas por terminar aún”.  

¿Para qué instituciones trabajó o colaboró?

Walter – “Desde que tenía 12 años, trabajamos con un grupo de futbolistas que formamos el mejoral y el Fortín de Villa Luro, como yo no era buen jugador me preguntaron si me ocupaba de los papeles, eran los torneos de barrios, de allí más adelante surgirían los que llegaban a Sportivo. Estuve en el hospital vecinal en la época del Dr. Andino Giménez, en la formación de la sociedad de bomberos voluntarios, ayudando al intendente Bluma, en cooperadoras de Jardín de infantes, en la organización de carnavales, fiestas patronales, yo pienso que todos tendríamos que tener la obligación de participar, si nadie participa todo queda en cero.