Pese a haber sufrido gravísimas heridas, logró sobrevivir. Su abuelo responsabilizó a dos hombres adultos: «Le enseñaban a robar a cambio de monedas».

El dueño de casa despertó sobresaltado por los gritos ahogados de un chico en medio de la madrugada. Saltó de la cama, corrió hasta la puerta y, al abrirla, se topó con una escena dantesca: uno de sus pitbulls estaba atacando ferozmente a D., de apenas 13 años. Ocurrió el miércoles 7 de septiembre, en la ciudad de Santiago del Estero.
Cerca de las 4 de la mañana, y sin que su mamá lo notara, D. había salido de su casa del barrio General Paz. Al llegar a la intersección de las calles Chacho Peñaloza y Vera Cruz, cruzó el alambre perimetral que cercaba un campo de deportes donde funcionan canchas de fútbol 5. Su intención -se supo después- era robar una jaula con pájaros. Cuando advirtió la presencia de los perros, ya era tarde.
D. ingresó con un cuadro gravísimo en el Hospital Regional, adonde llegó asistido por el propietario de la casa a la que había ido a robar. Sufrió la amputación del brazo izquierdo y múltiples heridas en cabeza, piernas, brazos y torso. Sin embargo, logró sobrevivir y este miércoles recibió el alta.
«A mi nieto le enseñaban a robar y le daban monedas»
El hombre dice que tiene identificados a dos de esos individuos. Afirma que son mayores de edad y dice que tiene la documentación lista para presentarle a Carla León, fiscal del caso: «Acá todos sabemos quiénes son y no era la primera vez que lo sacaban a robar. Le enseñaban a hacerlo y le daban monedas. Como es livianito y menor de edad, les servía. Se aprovechaban de que el ‘changuito’ no le hacía caso a la mamá».
Castaño incluso señala que «los culpables se burlan de lo que le pasó a mi nieto», y menciona: «El otro día, mi hija cruzó la calle y ellos aceleraron la moto y se reían. Nosotros no queremos hacer justicia por mano propia. Queremos que en la fiscalía nos den alguna solución».