Se trata de un invento argentino, que fabricó sujetadores para cabello anti piojos.
La empresa textil Kovi que las inventó, es la misma que fabricó los barbijos del Conicet. Ahora su batalla es contra los piojos, con colitas inteligentes que combinan ciencia y nanotecnología.
Con el regreso a las clases, también volvió la pesadilla de los padres: los piojos. Esta empresa argentina desarrolló sujetadores de cabello, con la función específica de prevenir la pediculosis, ya que el tipo de tela con la que están fabricados genera incomodidad hacia el piojo y le dificulta la colonización.
Las colitas ahuyentan a los piojos inmediatamente, sin generar olor ni dañar el cabello. El punto es repeler y que no se llegue al punto de contraer pediculosis. También es un producto reciclable.
Estas colitas, un lazo elástico tejido cubierto para sujetar el cabello, están elaboradas con una tela diferente, más suave y con una textura mucho más maleable que la que usan para confeccionar el barbijo.
La funcionalidad específica de la tela se basa en generar una incomodidad hacia el piojo, que al saltar a la cabeza, se siente incómodo y vuelve a saltar a otra cabeza, evitando, de esta manera, el nido o la colonia de piojos con esa cantidad enorme que se va generando en la cabeza.
Para comprobar la eficacia del producto, los estudios se desarrollaron en laboratorios del Conicet a través del Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (Cipein). En concreto, se pusieron piojos expuestos a la tela tratada y piojos expuestos a tela no tratada, y se ve claramente cómo la tela tratada los ahuyenta inmediatamente del producto, a diferencia de la tela no tratada, que permanecen ahí.
¿Cómo se usa la colita anti piojos?
Se debe armar un rodete, sujetando lo más que se pueda para que el pelo no quede suelto.
Esta es una colita igual a las normales para sujetar el cabello, no genera olor, no daña el pelo y no tiene alguna característica en el uso diferente.
Desde el momento en que se abre el paquete y se comienza a usar, el producto tiene una durabilidad de 30 días.
Transcurrido este tiempo se vuelve un textil convencional que se puede seguir usando, pero ya no va a tener las características de repelencia.