Sebastián Mascherano visitó este martes Río Primero por iniciativa de la intendenta Cristina Craveroy brindó una charla sobre el consumo problemático de drogas y alcohol, destinado a las instituciones educativas en el Club Belgrano.

Unos 250 jóvenes participaron de la charla, de las instituciones educativas: Contardo Ferrini, Ataliva Herrera y el Colegio Técnico.
Mascherano, hermano del jugador de la selección Javier Mascherano, ex adicto brindó ante los presentes su testimonio de vida sobre su recuperación y recorre el país contando su experiencia. Al momento ha visitado más de 400 localidades.
En primer lugar dijo: “No vengo a cambiar una realidad sino que vengo a hablar de la realidad y poner mi granito de arena en base a lo que aprendí en estos años”.
Contó que allá por el año 2012 se internó en una Comunidad Terapéutica en Buenos Aires para entender de qué se trataba la enfermedad, “que voy a llevar toda la vida, la tengo controlada, hace 11 años que no consumo pero la enfermedad es para toda la vida hasta el día que me muera”, apuntó.


Afirmó que no se puede hacer es tapar el sol con las manos. Y les dijo a los jóvenes presentes: “Ustedes tienen que ser plenos para su futuro, no tienen que ser presos como lo fui yo de un plato de cocaína”.
En otro orden sostuvo que no se le da importancia al alcohol como una droga porque está legalizada pero que produce muchas muertes.
“Yo a la realidad no la evado, es más trato de poder colaborar para que ustedes no sean clientes de esta enfermedad. Yo también quería ser jugador de fútbol, (en obvia alusión a su hermano Javier Mascherano), pero las sustancias me fueron truncando todo proyecto de vida”.
Y añadió: “Por eso ustedes no se tienen que truncar los proyectos de vida, a la larga te va a pasar un tsunami. A la larga de una u otra forma uno va a tocar fondo”.
Explicó que en comunidades chicas se sabe todo, quién consume, quién vende, quién está enfermo, “cuesta mucho salir del anonimato, pero lo que más cuesta es pedir ayuda”, señaló.
Mascherano reflexionando sobre su paso por la clínica de rehabilitación dijo: «Si yo no pongo en práctica todas las herramientas que me enseñaron en la clínica durante un año y medio y me la creo posiblemente vuelva a patinar en la cáscara de banana».
«Esta es la peor enfermedad, no es un cáncer, una hipertensión o una diabetes es una enfermedad que uno busca por débil, por no hablar, por buscar soluciones mágicas», agregó.
Sebastián le pidió a los estudiantes que no olviden su familia, que la valoren, que conversen, que les enseñen cómo ayudarlos y acompañarlos en la etapa de la adolescencia.
También comparó el uso excesivo del celular con el consumo de drogas, haciendo referencia a que es una búsqueda para eludir la realidad y terminan con el presente, con el diálogo en la mesa, la práctica del deporte, la vida social.
«Cuando en una familia hay un enfermo, la familia está enferma», mencionando a los padres que no pueden asimilar que tienen un hijo adicto.
«Mis hermanos y yo disparamos de casa. Mi hermana quedó embarazada a los 17 años y se fue. Mi hermano (refiriéndose a el reconocido futbolista Javier Mascherano) lloraba bajo los tribunas de River y yo me quedé a sufrir y me terminé matando con la droga», contando sobre su experiencia y la importancia de la contención familiar.
Y describió el proceso de la enfermedad: «Es como un parque de diversiones, tomás alcohol como pagar la entrada, después fumas un porro y subís a la montaña rusa y todo es diversión con amigos, pero después llega el tren fantasma. Terminás depresivo, sin trabajo, ni familia».
«La droga creció porque se perdió la familia», reflexionó. «Acá tengo 200 pibes y si llamamos a sus familias vienen 10, como pasa con las reuniones de padres, y no porque sean malos sino porque los adultos están preocupados con llegar a fin de mes y otros problemas. Entonces, ustedes, deben comenzar a hacerse cargo, a ponerse límites porque si no la enfermedad entra por abajo de la puerta», agregó.
Luego, los jóvenes realizaron preguntas y tocaron temas como el VIH, la educación sexual, amigos adictos, los abusos.
Y aconsejó: «No mientan, hablen con la verdad con sus padres, no tengan miedo a la penitencia, paren la pelota, a sus padres les va a doler pero van a ser los primeros en ayudarlos».

«Yo vi mis sueños truncados por la droga, yo quería ser de profesión contador y hoy soy un simple contador de una triste historia. Estudien, forjen un futuro, es la mejor manera de crear algo distinto».
Y para cerrar reafirmó: «Pidan ayuda, ayuda de verdad. Ojalá este granito de arena sirva para que se fortalezcan».
Luego, para terminar la jornada tomó la palabra la Intendente Municipal Cristina Cravero quién agradeció a los jóvenes por el respetuoso silencio y a Sebastian Mascherano por su relato.