¿Por qué se implementó la ley de etiquetado frontal? ¿Por qué algunas empresas están tratando de engañar a los consumidores?

Las góndolas de los supermercados se encuentran revolucionadas y no solo por los precios. Ahora, también, por los sellos negros que presentan algunos alimentos y que advierten sobre el “Exceso en azúcares”; “Exceso en sodio”; “Exceso en grasas saturadas”, “Exceso en calorías” y “Exceso en grasas totales”.
La ley de Etiquetado Frontal de Alimentos a generado confusiones en los consumidores a la hora de llenar el carrito.
“Es contradictorio en este punto el efecto de la ley. Te comés un queso sintiéndote lo peor del mundo. Yo siempre presté atención a las etiquetas pero ahora es un lío elegir qué comprar porque hay cosas que tienen sellos y otras no”, cuenta una consumidora ante su reacción a la hora de comprar.
Según los expertos aún es muy temprano para evaluar su efecto en el consumo. Recién hace poco más de un mes y medio que se venció la prórroga para que las grandes empresas se adecuen y, de hecho, las PyMES tienen hasta agosto para hacerlo.

“Estas confusiones son las que largamente advertimos en todo el proceso de discusión de la ley. Además, vemos hoy que la implementación se está dando sin una campaña educativa clara, amplia. Las dudas, que van a seguir apareciendo, son porque la ley dice qué NO comer pero no dice qué SI comer”, enfatiza Sergio Britos a Clarín, nutricionista y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA).
El objetivo de la máxima es que las empresas empiecen a hacer alimentos más saludables para evitar los sellos. Esos resultados los tendrán después del ultimátum del 20 de noviembre, cuando en las góndolas estén todos los octógonos negros que tengan que estar.
¿Qué pasará cuando la ley se implemente en su totalidad?
“El escenario actual acarrea cierta complejidad. Confusión. Pero cuando la ley se implemente en su totalidad va a traer mayor claridad. Garantiza el derecho a contar con información clara y sencilla, a proteger a las infancias del marketing engañoso, a los entornos escolares. Los alimentos reales no van a tener sello. La idea es que se esté informado de qué tiene exceso y qué no. Y que se elijan más productos sin sellos. Por supuesto que faltan políticas públicas que no solo regulen sino que fomenten el consumo de alimentos naturales, no ultraprocesados”, explicó Ana Cáceres, presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN).