El gobierno de Israel autorizó la producción de leche con una tecnología que no necesita vacas.

El Primer Ministro Benjamín Netanyahu no detalló cuál será la empresa encargada de producir la leche de vaca cultivada, pero medios locales afirman que la elegida es Remilk. “Muchas empresas se especializan en la producción de proteínas alternativas. Es una revolución global”, aseguró el premier israelí
El anuncio se realizó durante una visita del Primer Ministro por la fábrica de Seakholder Foods, una compañía israelí que produce carne impresa en 3D. El gobierno busca impulsar la industria foodtech de Israel, que en palabras de Netanyahu, es “líder mundial en el campo de la proteína alternativa y nos aseguraremos de que sigamos liderando”.
En ese marco, se aseguró que se le dará luz verde a una startup que produce proteínas de leche de manera artificial para comenzar su manufactura y distribución en el país. Si bien no se aclaró de qué empresa se trataba, luego el medio Tech12 aclaró que la startup era Remilk.
Remilk ya produce para Singapur y Estados Unidos. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) afirmó que se trata de un producto de origen no-animal seguro para el consumo y la producción alimentaria.
Los creadores de Remilk aseguran que el sabor es idéntico al de la leche real. Además, su leche tiene menos efectos dañinos para la salud, ya que no tiene lactosa, antibióticos, ni produce colesterol.
La startup trabaja desde 2019 en un proceso de fermentación a base de levadura. Receta la proteína que contiene la leche a partir de sus mismos genes, que consiguieron codificar e instalar en microbios celulares.
La empresa copia el gen responsable de la producción de proteínas lácteas en las vacas y lo inserta en la levadura. “El resultado es asombroso. El gen actúa como un manual, indicando a la levadura cómo producir nuestra proteína de forma altamente eficiente”, afirma la compañía.
La fermentación se ha utilizado durante generaciones para elaborar diversas bebidas y alimentos, como la cerveza y el pan, y consiste en utilizar el poder de la naturaleza (y la levadura) para crear alimentos deliciosos y sostenibles.