Rodrigo Abd ya había recibido la distinción en 2013 por su cobertura del conflicto bélico en Siria
Hace más de 20 años que el argentino Rodrigo Abd integra el equipo de reporteros gráficos de la agencia Associated Press y recientemente ganó el premio Pulitzer por la cobertura que hizo de la Guerra de Ucrania. El fotógrafo fue premiado por una imagen cruda que muestra a Nadiya Trubchaninova, de 70 años, llorando arrodillada junto al ataúd de su hijo.
Su trabajo buscó contar la tragedia humana que provocan los conflictos bélicos, profundizar en las historias de sobrevivientes, de refugiados, que permiten «entender la guerra de una forma humana y no a través de números».
El reportero, nacido en Buenos Aires en 1976, se refirió a este trabajo y el reconocimiento que recibió junto a otros seis colegas de la misma agencia y dijo: «La fotografía tiene un formato muy individualista y haber ganado este premio grupal, colectivo, está bueno porque habla mucho de un equipo que está al lado tuyo, de colegas que ayudan, editores que organizan, de quienes te ayudan con las credenciales, de conductores en Kiev, de un montón de gente que aporta para que el trabajo salga. Y además porque es un lugar donde pasan tantas cosas que uno solo no puede abarcar el conflicto, solo siendo tantos pudimos contar lo que pasó y las distintas historias de refugiados, de sobrevivientes, de personajes como Nadiya».
Se trata de la segunda vez que es premiado con el Pulitzer y recordó que en 2013, fue distinguido por su trabajo en Siria.
Para lograr las imágenes que integraron un reportaje único, Abd permaneció cinco semanas en territorio ucraniano. «Llegamos cuando las tropas rusas estaban todavía cerca de Kiev. Fuimos a documentar lo que quedó de esa ocupación. Lo más duro de la cobertura fue ver esos lugares devastados después de la salida del ejército ruso»; añadió.
Consultado sobre el oficio del fotoperiodismo, Abd sostuvo: «Es un trabajo difícil, muchas veces solitario, lleno de derrotas, una continua pérdida. Siempre te estás perdiendo de algo porque todo es muy fugaz, empieza y termina en un segundo, no recreamos, no ambientamos. Llegaste o no llegaste. Entendiste o no entendiste. Hiciste foco o no hiciste foco, todo pasa en un segundo, entonces siempre me siento en deuda. El premio es una palmada en la espalda, de que tal vez estás haciendo un buen trabajo».