Córdoba amplía su red de reservas y áreas naturales protegidas.
La Legislatura de Córdoba ha aprobado recientemente la creación de dos nuevas reservas de uso múltiple, ampliando la red de áreas naturales protegidas en la provincia. Con estas incorporaciones, Córdoba cuenta ahora con un total de 30 reservas y áreas naturales protegidas, abarcando más de cuatro millones de hectáreas de territorio.
Estas áreas protegidas desempeñan un papel fundamental en la conservación del valioso patrimonio natural de la provincia. Algunas de ellas preservan cuencas hídricas esenciales para el abastecimiento de agua, mientras que otras protegen bosques nativos y tienen un valor cultural e histórico significativo.
Además, estas reservas tienen como objetivo proteger ecosistemas vitales para especies autóctonas, incluyendo aquellas que se encuentran en peligro de extinción. La diversidad biológica de Córdoba es impresionante, y estas áreas protegidas son clave para garantizar la supervivencia de muchas especies emblemáticas y en riesgo.
Entre las principales áreas naturales protegidas de la provincia se encuentran la Reserva de Usos Múltiples Salinas Grandes, la Reserva de Usos Múltiples Bañados del Río Dulce y Laguna Mar de Ansenuza, la Reserva Hídrica Provincial de Achala y la Reserva Hídrica Los Gigantes. Asimismo, destacan la Reserva de Usos Múltiples Paravachasca, el Parque Natural Provincial y Reserva Forestal Natural Chancaní, la Reserva Natural de Fauna Laguna La Felipa, la Reserva Natural Parque Francisco Tau, la Reserva de Usos Múltiples Corredor Río Chocancharava, la Reserva Hídrica Natural Parque La Quebrada, la Reserva Natural Forestal Cerro Uritorco y la Reserva Natural Forestal Punilla.
La creación de estas nuevas reservas demuestra el compromiso continuo de Córdoba con la conservación de la biodiversidad y la protección de sus recursos naturales. Estas áreas son espacios de vital importancia para el equilibrio ecológico y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Las reservas y áreas naturales protegidas son espacios designados y gestionados para conservar y proteger la biodiversidad y los ecosistemas naturales. Estos lugares son seleccionados por su importancia en términos de flora, fauna, paisajes o elementos culturales y históricos que necesitan ser preservados.
Estas áreas son creadas con el objetivo de garantizar la protección de los recursos naturales y mantener su integridad a largo plazo. Se establecen medidas de manejo y regulaciones para limitar o controlar las actividades humanas que puedan afectar negativamente el entorno natural.
Las reservas y áreas naturales protegidas pueden incluir una variedad de ecosistemas, como bosques, humedales, costas, montañas, ríos y lagos. También pueden albergar una amplia diversidad de especies de flora y fauna, incluyendo especies en peligro de extinción o endémicas.
Estos espacios son importantes para mantener el equilibrio ecológico, preservar la diversidad biológica y proporcionar hábitats seguros para las especies. También desempeñan un papel crucial en la conservación del agua y la protección de cuencas hidrográficas.
Además de su valor ambiental, las reservas y áreas naturales protegidas también pueden tener beneficios económicos y sociales. Pueden atraer turismo sostenible, generar empleo y promover la educación ambiental y la investigación científica.
