Jorge Rojas y la formación actual de Los Nocheros (Mario Teruel, Rubén Ehizaguirre y Álvaro Teruel) volvieron a cantar juntos sobre un escenario después de 20 años de haber transitado caminos separados en sus carreras en Anisacate.
Parece que en el folklore, el número veinte es la clave para ciertos hitos. En el último festival de folklore de Cosquín, La Juntada, de Peteco Carabajal, El Dúo Coplanacu y Raly Barrionuevo volvió a subir a un escenario luego de dos décadas para rememorar viejas épocas. Pero el encuentro entre Nocheros y Rojas, tuvo otro color. La historia comenzó a mediados de año, cuando se supo que Kike Teruel había abandonado el grupo. Fanáticos y algunos medios, vieron ahí la posibilidad de un reemplazo, aunque fue descartado rápidamente. Sin embargo, a medida que pasaban los meses, en las redes se iban dando pistas sobre un nuevo proyecto de Jorge Rojas: se trataba de La Yapa, un lugar de encuentro cultural y musical en el patio de su casa en la localidad de Anisacate.
Cuando uno piensa en un patio, imagina un cuadrilátero pequeño con tablones y bancos de madera, debajo de un algarrobo. La Yapa, es eso y mucho más: un gran escenario, tres espacios gastronómicos (con distintas opciones y precios) y capacidad para 5000 espectadores. Sonido, grandes pantallas y amplio estacionamiento. El público puede incursionar además en las instalaciones de la capilla y el estudio donde el dueño de casa pasa sus días. La yapa se ha convertido en un multilugar de entretenimiento cuyo lanzamiento fue a principios de este año, con la presentación oficial de Principio y Destino, el nuevo disco del cantor neuquino con el que celebra 30 años de carrera. Para esa misma fecha, se anunciaron los dos primeros conciertos de encuentro: 16 y 17 de febrero, y por entradas agotadas, 26 y 27 de este mes.
Cristian Bazán, el presentador de Jesús María y de La Yapa, habló sobre la línea de tiempo imaginaria entre los patios de la niñez y el presente, mientras los músicos se preparaban. El ballet Sangre Latina desplegó talento y color al ritmo de las canciones de Jorge, quien seguidamente inició su set de casi una hora, con sus éxitos: “A todo corazón”, “Olvida que te he Amado”, “Marca Borrada”, “Mi Cantar”, “El Secreto de tu vida”, y “No me quiero ir”, entre otras. Para el cambio de instrumentos, Bazán fue el encargado de interactuar con el público, aunque la expectativa crecía y pasada la medianoche se convirtió en música con Los Nocheros como trío, y un repertorio que incluyó “De cal y arena”, “Canto nochero” y “Ausencia”, entre otros, aunque faltaron algunos clásicos emblemáticos, para el encuentro, que Teruel explicó como “un reencuentro con una novia de antes en el que quedan ganas”
Cerca de la una de la mañana, las luces se apagaron. Un movimiento sobre el escenario alertó al público que comenzó a gritar. En “No saber de Ti”, Jorge Rojas apareció desde el lado izquierdo del escenario y sumó su voz a la segunda estrofa. El tiempo se detuvo, y la emoción fue compartida arriba y debajo del escenario, entre canción y canción: “Me enamoré de una zamba”, “Cosa peligrosa”, “La Yapa”, “Roja Boca”, “Entre la tierra y el cielo”, “Las Moras”, “Jamás”, “Yo soy tu río”, “En suspenso”, “Vuela una lágrima”, “Canción del adiós”, “Chacarera del rancho” y “La Cerillana”.
Musicalmente hablando, por momentos parecía que no hubiese existido el paso del tiempo. El ensamble de voces (donde Álvaro asumió la tonalidad que ponía Kike al conjunto; Mario el riff característico y la guía y Rojas y Ehizaguirre la potencia de voces), suena casi intacto, considerando el paso de los años. El carisma y la interacción con el público fueron in crescendo hasta quedar mano a mano con la gente, que por supuesto pidió otra, y hubo con creces, en el final, ya entrada la madrugada, con el rocío y la niebla cerrando una noche inolvidable.
Un barco, fue la figura que Mario Teruel eligió, para describir los 30 años que transitó la banda: “Algunas tempestades, luego la calma, y nuevamente la tempestad”.