Es un episodio digno de una película de Hollywood, más de 200 policías militares y un helicóptero fueron desplegados para encontrar al fugado y los que lo ayudaron a escapar.
Es un episodio digno de una película de Hollywood. El mismo día en que empezó el Festival de Cine de Cannes, Francia quedó conmocionada por un suceso tan trágico como espectacular. A veces la realidad supera la ficción y eso ocurrió el martes en un peaje en la autopista A154, en el norte del territorio galo. Varios hombres armados atacaron una furgoneta penitenciaria y mataron a dos agentes, además de dejar gravemente heridos a otros tres. Eso propició la huida del narcotraficante francés Mohamed Amra, de 30 años y conocido como la Mosca, quien sigue en paradero desconocido a pesar de que la Interpol decretó una “alerta roja” sobre él.
Por su carácter trágico, este suceso indignó a los trabajadores de las prisiones, quienes llevaron a cabo huelgas parciales y acciones de protesta el miércoles y jueves. Ha sido una semana horribilis para el presidente francés, Emmanuel Macron, respecto a la gestión de la seguridad. Al asalto de la furgoneta, se le sumaron los graves disturbios en el archipiélago francés de Nueva Caledonia, en que murieron dos civiles y dos policías —el segundo perdió la vida por un disparo fallido de otro agente—. Todo ello en plena campaña de las europeas, en que la ultraderecha de Marine Le Pen podría obtener cerca del doble de votos que la coalición macronista.
Los hechos empezaron el martes en una autopista en Normandía, en el noroeste de Francia. Pasadas las once de la mañana, y en el momento de pasar un peaje, un convoy de dos vehículos penitenciarios vio cómo impactaba contra él un Peugeot robado, según las imágenes de videovigilancia. Inmediatamente, cuatro asaltantes vestidos de negro y con armas de fuego los rodearon y sacaron al narcotraficante de la furgoneta, matando antes a dos funcionarios. Pocos instantes después, incendiaron con una granada uno de los coches utilizados en el asalto. Esa escena, con unos niveles de violencia poco habituales en el bandidismo en Europa —desde 1992 no había muerto ningún agente penitenciario en Francia—, terminó con la presunta fuga de ese jefecillo de una banda de narcos en Normandía. Más de 200 policías militares y un helicóptero fueron desplegados para encontrarlos. Los gendarmes también inspeccionaron el barrio popular de la Madeleine en Évreux, donde había vivido el delincuente huido. Curiosamente, se trata del mismo lugar en que crecieron conocidos futbolistas como Ousmane Dembélé y Dayot Upamecano. Una vez pasadas las primeras horas tras la fuga, un momento determinante en una persecución de este tipo, se han complicado las tareas de búsqueda.
Los responsables de la investigación no descartan ninguna hipótesis, incluso que se tratara de un secuestro por parte de una banda rival o de una evasión de la que no estaba al corriente el principal interesado. La pista privilegiada, sin embargo, es la de una fuga organizada. De hecho, la Mosca ya había intentado la semana pasada romper los barrotes de su celda. Un tribunal de Évreux lo había condenado el 7 de mayo a una pena de 18 meses de prisión por un caso de robo agravado. Cuatro años antes, lo habían castigado con una pena de cuatro meses por carreras alocadas en motocicleta. Su nombre era bien conocido por los servicios policiales y judiciales locales, a pesar de que no se trataba de un pez gordo del narcotráfico galo. Según indicaron fuentes policiales a Le Monde, tenía el perfil de un actor “medio del bandidismo” que solía cometer distintos tipos de delitos (chantajes, secuestros, robos, narcotráfico…).
No obstante, su nombre aparece en las investigaciones de crímenes aún más graves. Es uno de los investigados por el intento de asesinato el pasado verano de un francés en Marbella, en la Costa del Sol. Hace cerca de dos años, lo imputaron por complicidad en el secuestro y asesinato de un joven al que hallaron calcinado en la primavera de 2022 dentro de un coche en Marsella. Entonces, la Mosca estaba entre rejas, pero los investigadores encontraron pruebas de que seguía con su actividad como narcotraficante desde la prisión.
Este impactante suceso ha evidenciado las fragilidades de las prisiones en Francia, sobre todo ante el narcotráfico. La facilidad con que los asaltantes sacaron de la furgoneta al presidiario no solo se debió a su violencia sin escrúpulos, sino también al hecho de que Amra era transportado por un convoy sin grandes medios y con unos agentes penitenciarios poco armados. Como el nivel de vigilancia de la escolta para ese delincuente era de 3 sobre 5, el convoy no iba acompañado por policías. La gravedad y las circunstancias de este caso han desembocado en protestas por parte de los funcionarios de prisiones. Tras los paros parciales y acciones de bloqueo del miércoles, estos agentes continuaron el jueves con protestas parecidas. “Cuando vemos el comando” que atacó el furgón con armas automáticas, “por desgracia, eso solo podía tener un final fatal”, lamentó Yoan Karar, secretario general del sindicato Force Ouvrière penitenciaria, en declaraciones en que denunció los medios insuficientes que disponen.