Una fisura avanza a lo largo del continente africano y podría dar lugar al nacimiento de un nuevo océano, según advierten científicos.
Una gigantesca grieta en África mantiene en alerta a la comunidad científica internacional.
El fenómeno, vinculado al Sistema de Rift de África Oriental (EARS), fue detectado en 2018 en un poblado de Kenia, y desde entonces se ha expandido a lo largo de miles de kilómetros.
Las imágenes satelitales y las observaciones de campo muestran fisuras cada vez más visibles, junto con un incremento de la actividad volcánica y movimientos sísmicos.
Este proceso geológico involucra la separación de tres placas tectónicas: la somalí, la africana y la arábiga.
Aunque se trata de un movimiento lento —de apenas milímetros a centímetros por año—, los científicos afirman que con el tiempo podría formarse un nuevo océano, al igual que ocurrió en la antigüedad con la separación de África y América, que dio origen al océano Atlántico.
La grieta en África se extiende desde la región de Afar, en el norte de Etiopía, hasta el sur de Kenia, cerca de Tanzania. Las señales en la superficie son cada vez más evidentes: profundos valles, fracturas abiertas y presencia de volcanes activos.
Expertos en geología coinciden en que, aunque el proceso tardará decenas de millones de años, el continente africano podría dividirse en dos, y el Cuerno de África separarse para formar una nueva masa terrestre, rodeada por agua.
Este fenómeno natural pone en evidencia la dinámica activa del planeta y su constante evolución. Además, representa una oportunidad única para estudiar cómo nacen los océanos, ofreciendo información clave para la ciencia del futuro.