La inteligencia artificial agrícola transforma cultivos ante la crisis climática y la demanda global
La inteligencia artificial agrícola se consolida como una herramienta estratégica frente al cambio climático, la inseguridad alimentaria y la creciente demanda global. Según Yoram Kapulnik, director de BARD —el fondo binacional entre Estados Unidos e Israel—, el sector adoptó la IA como aliada clave a partir de la pandemia y con mayor urgencia ante la erosión de suelos y la escasez de agua.
Esta revolución tecnológica se expresa en la agricultura de precisión: sensores, imágenes satelitales y pronósticos que permiten decisiones en tiempo real sobre riego, fertilización y cosecha. Así, se reduce el uso de recursos y se incrementa hasta un 30 % el rendimiento de los cultivos sin ampliar la frontera agrícola.
Estados Unidos lidera esta transformación mediante vehículos autónomos y máquinas que, gracias a la visión por computadora, distinguen entre plantas y malezas, disminuyendo el uso de agroquímicos. En paralelo, el concepto de “gemelos digitales” permite simular escenarios de producción dinámicos, aportando predicciones más precisas.
BARD financia investigaciones conjuntas entre científicos de ambos países, desarrollando tecnologías que ahora la IA vuelve accesibles a productores sin formación técnica avanzada.