Astrónomos siguen con atención el paso del cometa 3I/ATLAS, que ofrecerá un espectáculo único para los observadores del cielo y datos inéditos sobre los confines de la galaxia.
La astronomía se prepara para un acontecimiento excepcional: el cometa 3I/ATLAS, el tercero de origen interestelar confirmado por la ciencia, pasará cerca de la Tierra a finales de este año.
El objeto fue detectado el 1 de julio por el sistema ATLAS de la NASA en Chile, cuando ingresaba en el Sistema Solar interno a unos 670 millones de kilómetros del Sol.
Desde entonces, su trayectoria y composición mantienen en alerta a investigadores de todo el mundo.
A diferencia de otros cuerpos helados, 3I/ATLAS procede de fuera del Sistema Solar, lo que lo convierte en un mensajero cósmico cargado de pistas sobre la formación de otros sistemas planetarios.
Los estudios revelan que se trata de un cometa activo: su núcleo helado libera gas y polvo, formando una brillante coma que podría intensificarse en los próximos meses.
El perihelio –su punto más cercano al Sol– ocurrirá a fines de octubre, a 203 millones de kilómetros de nuestra estrella.
Pero el momento más esperado será el 19 de diciembre, cuando alcance su mayor aproximación a la Tierra. Según el NOIRLab, si el brillo evoluciona como se espera, será visible con telescopios e incluso con binoculares desde cielos despejados.
Más allá de su atractivo visual, este hallazgo abre la posibilidad de estudiar en detalle materiales que se formaron en regiones remotas de la Vía Láctea.
Cada visitante interestelar es, en palabras de los astrónomos, “una cápsula del tiempo que trae mensajes de otros mundos”.