Un caso de subrogación en Córdoba terminó en abandono cuando la mujer adoptiva desistió de su decisión y la madre gestante dijo no poder criar al bebé.
En Córdoba, un caso de subrogación de vientre derivó en una situación dramática: un bebé quedó sin cuidados parentales luego de que la madre adoptiva se arrepintiera y la mujer gestante manifestara que no podía hacerse cargo de su crianza.
El niño nació en un sanatorio local nueve semanas antes de lo previsto y permaneció internado debido a complicaciones respiratorias y otras patologías propias de la prematurez.
Tras recibir el alta, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) intervino y solicitó a la Justicia que el menor fuera declarado “en situación de adoptabilidad”.
La jueza María de los Ángeles Pascual resolvió que el pequeño debía ser protegido por una familia adoptiva y remarcó que sus derechos fueron vulnerados desde el inicio.
En su fallo, la magistrada expresó que el bebé fue tratado “como un producto rechazado”, lo que evidencia —según sostuvo— los riesgos de cosificación en los nacimientos por subrogación cuando no hay un marco legal robusto.
“En medio del avance científico y del deseo legítimo de ser padres, emerge una preocupación profunda y muchas veces silenciada: la cosificación de los niños nacidos a través de esta técnica”, señaló Pascual, subrayando la necesidad de debatir regulaciones claras para evitar que otros menores enfrenten escenarios similares.
El caso abre un debate sobre los límites éticos y jurídicos de la gestación por sustitución en Argentina, donde esta práctica aún carece de una ley específica que establezca responsabilidades y garantice la protección integral de los recién nacidos.