Trabajadores, organizaciones proteccionistas y vecinos de la zona denuncian la desidia que hay en el Jardín Zoológico de la Ciudad de Córdoba. Sucede que al cautiverio de los animales se le añade una dieta de hambre y la reducción extrema del personal a cargo. La situación es crítica tanto para los animales como para los trabajadores, que hasta ahora solo recibieron una pizca de sus salarios de marzo.
Durante el confinamiento, la firma Consultora e Insumos agropecuarios S.A, a cargo de la concesión, disminuyó notablemente la cantidad de comida para los animales. Muchos están consumiendo menos de la mitad, por ejemplo: los leones y los tigres, que comían ocho o nueve kilos diarios de carne roja, pasaron a nutrirse con dos pollos chicos. Recién a partir de las denuncias que recibió la empresa, en las últimas semanas le sumaron un kilo de carne roja a la ración de los felinos (suerte que no corren los osos, que hace meses que solo se alimentan con frutas). Es por eso que estos animales, al igual que los jaguares, son los que más destacan su delgadez. Asimismo, el balanceado para los rumiantes y el alimento de las aves tampoco se escaparon del recorte.
La empresa sostiene que el régimen está supervisado por los veterinarios, no obstante, a los profesionales se les debe meses de liquidación de haberes y cada vez asisten con menor regularidad y franja horaria.
En lo que respecta a la labor diaria, un puñado de tres/cuatro trabajadores se ocupa de aproximadamente 1.200 animales y 17 hectáreas (La Voz del Interior, 29/4). Sus extenuantes jornadas, por $24.000 que se abonan en absoluto destiempo, son insuficientes para cubrir la demanda que tiene el lugar. Como resultado, hay muchas piletas que directamente no se limpian y los animales beben agua de allí; excede la suciedad de las calles internas y en los recintos también abunda la mugre. Diversas especies reciben su escueta porción de alimentos encima de la roña; es el caso de los osos pardo, que se encuentran abrumados por la inmundicia que los rodea.
Resulta llamativo, y no tanto, que la municipalidad y la Policía Ambiental, por la presión de las denuncias, realizaran una auditoría sin detectar problemas. Evidentemente, aunque cambie el color político, con radicales o con peronistas, siguen pesando los negociados y el amiguismo para las concesiones del municipio. Este cuadro es incompatible con el espíritu de recuperación, rehabilitación y liberación de la fauna silvestre proveniente del tráfico ilegal de animales, así como con cualquier proyecto de conservación de especies en peligro de extinción que pueda publicitar el gobierno de la ciudad en su portal de la web.
A pesar de las jugosas recaudaciones que genera el zoo durante las vacaciones, en la cuarentena la patronal suspendió los pagos. Los trabajadores señalan que solo recibieron entre $2.000 y $4.000 de marzo y ninguna novedad de abril. Sin embargo, la firma recibe exenciones y en la mayoría de los casos solo deberá poner el 30% de los salarios, ya que el resto será cubierto por el Estado, por tratarse de un rubro afectado por la pandemia.
Mención aparte merecen los trabajadores que desde hace años están en negro, porque sin pena ni gloria la empresa dejó de llamarlos para este período y no recibirán, por su situación, la parte salarial que liquida el Estado; solo un consuelo minúsculo tienen los casos donde está blanqueada la mitad de la jornada. Frente a esto, ni el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (Sutep), ni el Ministerio de Trabajo atienden la situación, siendo que la empresa viene profundizando sus prácticas de explotación y precariedad desde el año 2003.
Fuente: Prensa Obrera