Con una sonrisa y saludos desde su silla de ruedas, el Papa Francisco volvió a mostrarse públicamente ante miles de fieles.
En pleno proceso de recuperación, el Papa Francisco reapareció este domingo en la Plaza San Pedro del Vaticano, donde saludó a una multitud conmovida tras la misa del Jubileo dedicada a los enfermos.
Desde su silla de ruedas y asistido por cánulas de oxígeno, el sumo pontífice alzó las manos, sonrió y recorrió parte de la plaza en el papamóvil, impartiendo bendiciones.
“Buen domingo a todos, muchas gracias”, expresó brevemente al dirigirse a los miles de fieles que lo recibieron con emoción y vítores.
Aunque sigue recuperándose, el Papa no quiso faltar a esta celebración que pone en valor el papel de quienes atraviesan enfermedades.
Durante la misa, una mujer leyó un mensaje escrito por Francisco en el que expresó su “afecto” y gratitud por las oraciones recibidas.
Más temprano, en la homilía, el arzobispo Rino Fisichella leyó una reflexión del pontífice en la que compartía su experiencia de enfermedad y dependencia: “En este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles”.
Un mensaje de fortaleza y compasión
Francisco destacó que la enfermedad, aunque dolorosa, puede convertirse en una escuela de amor: “Sin pretender y sin rechazar, sin lamentar ni desesperar, agradecidos a Dios y a los hermanos por el bien recibido”.
Su mensaje fue escuchado por unas 20.000 personas, entre pacientes, personal sanitario y voluntarios que participaron del Jubileo.
También citó a Benedicto XVI: “Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren es cruel e inhumana”, subrayando que compartir el dolor nos hace más humanos.
En este sentido, el Papa pidió no marginar a los más frágiles y transformar el sufrimiento en una oportunidad de crecimiento.
Reconocimiento al personal de salud
Finalmente, el Papa Francisco agradeció a médicos, enfermeros y voluntarios por su labor diaria: “Permitan que la presencia de los enfermos entre como un don en su existencia, para curar sus corazones y calentarlos con el fuego ardiente y dulce de la compasión”.
La emotiva reaparición del Papa Francisco reafirmó su cercanía con quienes más lo necesitan y su incansable mensaje de fe, esperanza y empatía.