El mes de concientización sobre el cáncer de mama promueve controles, investigación y compromiso real con la causa
Cada octubre, el mundo se tiñe de rosa para visibilizar la lucha contra el cáncer de mama. Esta campaña global nació en 1985, impulsada por la Sociedad Americana del Cáncer junto a la industria farmacéutica, con el objetivo de promover la detección temprana y la investigación.
El lazo rosa, símbolo universal de esta causa, apareció por primera vez en 1991 durante la carrera “Race for the Cure” en Nueva York, y un año después se popularizó gracias a Evelyn Lauder, de Estée Lauder, y Alexandra Penney, editora de la revista SELF.
El cáncer de mama sigue siendo la neoplasia más frecuente y una de las principales causas de muerte oncológica en mujeres. Por eso, la prevención y el control periódico son esenciales. Los tres pilares para enfrentarlo son la detección temprana, el tratamiento personalizado y el acompañamiento integral.
Sin embargo, también existe un costado crítico: el “pinkwashing”, cuando algunas marcas utilizan el lazo rosa como estrategia de marketing sin un compromiso real con la causa. Además, especialistas y pacientes recuerdan que la concientización debe ir más allá de lo simbólico, fomentando la investigación, el acceso al diagnóstico y el apoyo a quienes atraviesan la enfermedad.
Aunque afecta mayormente a mujeres, el cáncer de mama también puede presentarse en hombres: alrededor del 1% de los casos diagnosticados corresponden a varones.
El mes rosa nos recuerda que la mejor herramienta es la información y la prevención. Hacerse los controles salva vidas.