A tres décadas del atentado en la Fábrica Militar de Río Tercero, la periodista cordobesa Ivana Ferrucci revive aquel 3 de noviembre de 1995, cuando una serie de explosiones destruyó parte de la ciudad, dejó siete muertos y más de 300 heridos. Su testimonio rescata la memoria de un pueblo que sigue de pie, reclamando verdad y justicia
Cada vez que recuerdo ese 3 de noviembre del 95, se me vienen muchas imágenes, todas con algo en común: el caos de ese día”, relata Ivana Ferrucci, periodista cordobesa y una de las testigos directas de la tragedia.
Las explosiones sorprendieron a los vecinos poco antes de las 9 de la mañana. “Estaba durmiendo cuando mi mamá abrió la ventana y me dijo que me levantara para ir al centro. En ese mismo instante explotó la fábrica. No recuerdo cómo pasé de la cama a la calle. Solo sé que salimos corriendo y vimos el desastre”, cuenta.
Las puertas y ventanas abiertas salvaron sus vidas. “Nuestra casa estaba completamente abierta y eso evitó que la onda expansiva nos matara. Vivíamos a 136 metros de uno de los polvorines que explotó”, detalla. La vivienda quedó destruida y, días después, fue demolida. “Nos quedamos sin nada, pero vivos. Empezamos de nuevo con miedo y dolor.”
La presión y el silencio
Horas después de la tragedia, las autoridades nacionales llegaron a la ciudad. Ferrucci recuerda un momento que aún la conmueve:
“Menem dijo a los periodistas: ‘Ustedes tienen la obligación de decir que fue un accidente y no un atentado’. Esa frase nos marcó para siempre.”
Con el paso de los años, la Justicia confirmó lo que Río Tercero sabía desde el principio: las explosiones fueron intencionales, parte de un intento de ocultar pruebas del tráfico ilegal de armas a Ecuador y Croacia.
La herida y la reconstrucción
Las pérdidas fueron inmensas: siete vidas, cientos de heridos y un daño material y emocional incalculable. “Mi mamá había construido nuestra casa con su esfuerzo. Verla destruida fue devastador”, recuerda Ferrucci.
A pesar de la ayuda económica que llegó meses después, el dolor persistió. Hoy, la periodista destaca que la mayor deuda del Estado con Río Tercero sigue siendo la memoria y la justicia.
“Duele ver homenajes a Menem, el responsable político de lo que pasó. Pero también reconforta que Córdoba haya declarado el 3 de noviembre como día de duelo provincial y que se enseñe lo ocurrido en las escuelas.”
El reencuentro con la memoria
Años después, Ferrucci se reencontró con una foto tomada aquel día. “Fue una mezcla de angustia y emoción. Verme ahí, frente a mi casa destruida, me hizo revivir todo. Fue como volver a estar en ese momento.”
Para ella, mantener vivo el recuerdo es una forma de justicia:
“Hablar del tema, mostrarlo, enseñarlo en las escuelas. Así las nuevas generaciones sabrán lo que pasó y entenderán que la historia de Río Tercero también es parte de la historia de nuestro país.”
“Río Tercero sigue de pie, pero sin olvidar”
A 30 años del atentado, Ferrucci deja un mensaje claro:
“Hay que seguir hablando, mantener viva la memoria, en homenaje a las víctimas y a todos los que murieron esperando justicia. El principal responsable, Menem, falleció sin ser juzgado. Pero mientras sigamos recordando, Río Tercero seguirá de pie.”



