La Iglesia Católica de Córdoba expresó fuertes cuestionamientos a la inminente reforma del Código de Convivencia provincial. Lo hizo a través de un documento difundido por la Arquidiócesis local y firmado por la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres.

En el texto, la Iglesia pone en duda que el fin de año sea el momento adecuado para debatir la iniciativa y advierte sobre “el apuro con el que se ha planteado la temática, que no se corresponde con la gravedad del problema”.
Al referirse a la situación de naranjitas y limpiavidrios, el documento reconoce la existencia de excesos, extorsiones y delitos, pero subraya que para muchas personas se trata de la única forma de subsistencia, en muchos casos ejercida con “responsabilidad y buen trato”.
El comunicado plantea una serie de interrogantes vinculados a la inclusión social, el acceso al trabajo digno, la capacitación laboral, el abordaje de las adicciones, la falta de vivienda y la reinserción de personas con procesos judiciales. También advierte sobre prácticas discriminatorias como la detención por “portación de rostro” o la criminalización de quienes se trasladan en moto por no contar con otros medios.
En el tramo final, el texto recuerda una experiencia relatada por el arzobispo Ángel Rossi durante la presentación del libro Nadie se salva solo, sobre una visita del Papa Juan Pablo II a Santo Domingo, donde observó el llamado “muro de la vergüenza”, construido para ocultar los sectores más pobres.
“Este testimonio nos interpela profundamente: no se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado, promover la inclusión y brindar oportunidades reales para ir derribando esos muros”, concluye el documento, que llama a una construcción colectiva y al diálogo como eje central.



