Con el apoyo de formaciones soberanistas y nacionalistas de Cataluña, País Vasco, Galicia y Canarias, además del propio PSOE y Sumar (surgido de Podemos), Pedro Sánchez ha reunido 179 votos en el Congreso de los Diputados.

Con el apoyo de ocho grupos políticos independentistas, nacionalistas conservadores y regionalistas, con los que alcanzó acuerdos tras ser propuesto como candidato por el rey Felipe VI el pasado 3 de octubre, el actual líder del Ejecutivo en funciones y secretario general del PSOE ha conseguido el respaldo de 179 diputados y diputadas.

Tras dos tensas sesiones de investidura, marcadas por la aprobación de una amnistía limitada a los independentistas catalanes acordada por el PSOE y Sumar con Junts y ERC, no ha habido sorpresas y Sánchez ha logrado la reelección para su tercer mandato como presidente del Gobierno, donde deberá mantener un complejo equilibrio con todas las formaciones que le apoyaron.

Durante el debate, además de defender la ley de amnistía ante los grupos parlamentarios, Sánchez presentó en sus intervenciones en el Congreso un programa para la próxima legislatura basado en “la concordia, los derechos sociales y la proyección internacional de España”.

El segundo Gobierno de coalición “progresista” de la historia del Estado español estará conformado por una coalición con Sumar, el espacio que lidera Yolanda Díaz y que integran partidos como Podemos, IU, Más País, Comuns, Compromís o Chunta Aragonesista o MÈS, entre otros, aunque Podemos ya adelantó que al haberse quedado fuera del reparto de ministerios, actuará como un bloque independiente con el que el nuevo gobierno deberá negociar al mismo nivel que con los partidos independentistas.

Antes de la votación, Sánchez reivindicó la plena legitimidad de su investidura e instó al Partido Popular a que asuma su derrota, recalcando que su Gobierno es plenamente constitucional. «La democracia sólo es posible si se acepta esa derrota temporal y limitada. Así es la democracia parlamentaria y así debe seguir siendo si queremos preservar nuestra convivencia libre y pacífica», dijo Sánchez.

Sin embargo, el nuevo gobierno “progresista” se enfrenta a una legislatura compleja, como es obvio con solo ver el contradictorio entramado de apoyos parlamentarios que le han permitido a Sánchez seguir en la Moncloa.

Lejos de lograr estabilidad, los acuerdos con el resto de grupos parlamentarios, en especial Junts y ERC, lejos de darle estabilidad, serán una permanente fuente de desequilibrio, a lo que se suma el trabajo de desestabilización permanente que prometen la derecha y la extrema derecha.