El aceitado funcionamiento de las mutualistas israelíes y su rápida adaptación a situaciones de emergencia transforman a este país en un laboratorio de pruebas gigante. Esas y otras razones justifican la decisión de Pfizer y Moderna.
Israel se encuentra entre los tres países que logró administrar a sus ciudadanos la vacuna contra el COVID 19 y en primer término tomando en cuenta el porcentaje de su población inoculada.
El hecho de que Pfizer vendiera a Israel millones de dosis de su vacuna antes que otros países no fue casual. En primer término porque la Ley de Seguro Médico Estatal de 1994 contempla el seguro de salud universal y gratuito a toda la población, brindado a través de cuatro mutualistas médicas que operan sin ánimo de lucro y animadas por su vocación de servicio.
En Israel se registra un fenómeno digno de encomio. La mutualista médica opera a la vez en calidad de aseguradora y prestadora de servicios, hecho inusual dado que en numerosos países el asegurador y la institución que brinda los servicios médicos son entes diferentes, tal como sucede en los seguros médicos privados, y muchas veces emergen fricciones y choques de intereses entre ambos en detrimento del usuario.
Hay igualmente otro factor a considerar. El hecho de que las mutualistas médicas israelíes son a la vez aseguradoras y prestadoras del servicio médico determinan que ellas tengan interés a largo plazo en mejorar sus servicios, así como proteger y mejorar la salud de sus usuarios. De ahí que frecuentemente las propias mutualistas promueven e instan a sus asociados de avanzada edad o que acusan distintas patologías a controlarse periódicamente, creando entre sus usuarios responsabilidad y conciencia de los beneficios que conlleva la medicina preventiva.
Más aún. La antedicha Ley de Seguro Médico Estatal contempla y acrecienta la competitividad entre las distintas mutualistas, las condiciones y las prestaciones son semejantes en todas, el usuario puede trasladarse de una mutualista a otra sin problema alguno. En la práctica son muy pocos quienes lo hacen, pero de tal modo los legisladores israelíes, con mucha visión, intentaron evitar la burocracia, el proteccionismo, la ineficacia y la inoperancia.
Según el profesor Eitán Bachmat, de la Escuela de Ciencias Informáticas de la Universidad de Beer Sheba y especializado en digitalización médica, las mutualistas médicas israelíes fueron de las primeras en el mundo en informatizar toda la documentación pertinente, algo fuera de serie en los años 90, de tal suerte que en los últimos 20 años toda la información está totalmente digitalizada, configurando una fuente de información e investigación fuera de serie, entre otras, para la conformación de modelos de predicción futura en el espacio de la medicina.
Si a todo ello le aunamos las buena organización y diligencia de las mutualistas israelíes, su capacidad para adaptarse rápidamente a coyunturas de emergencia (guerras, etc.) así como el talento y entrega de su personal, no es de extrañar que los grandes fabricantes de fármacos, centros de investigación, investigadores académicos privados, compañias biotecnológicas, así como Pfizer y Moderna entre otras, anhelen operar con las mutualistas médicas israelíes.
Israel administró la vacuna contra el COVID-19 en un tiempo récord. En tres semanas fueron vacunadas casi dos millones de personas y se espera que hasta fines de marzo toda la población de Israel mayor de 16 años sea completamente vacunada. Por todo lo expuesto, no debe extrañar que, entre otras razones, Pfizer haya apostado por Israel como una suerte de experimento exitoso en la administración de su vacuna.
Fuente: Ynet Español