Un hallazgo en Jesús María revela un linaje genético de 8.500 años, que reescribe la historia del poblamiento argentino
El descubrimiento, resultado de una colaboración internacional entre científicos argentinos y estadounidenses, demuestra que los antiguos habitantes del centro del país no fueron reemplazados, sino que evolucionaron localmente a lo largo de milenios.
Una investigación bioantropológica internacional, integrada por el científico Rodrigo Nores del CONICET (Idacor), en colaboración con la Universidad de Harvard, identificó un linaje genético desconocido y propio del centro de Argentina, a partir de restos hallados en un sitio arqueológico cercano a Jesús María.
Los resultados, de trascendencia mundial, fueron publicados en la prestigiosa revista Nature, y reescriben parte de la historia poblacional de Sudamérica.
El equipo analizó el ADN de 310 individuos procedentes de 133 sitios arqueológicos de todo el continente. El hallazgo clave provino de una muestra de 8.500 años de antigüedad, correspondiente a un individuo excavado en 1951 por el arqueólogo Del Prato en las cercanías del Camino Real, al norte de Córdoba.
“El individuo de Jesús María de 8.500 años es uno de los tres que encontró Del Prato. Es uno de los que analizamos en este trabajo”, explicó Nores.
La datación moderna mediante carbono 14, realizada recientemente por Silvia Cornero y Gustavo Politis, confirmó con precisión la antigüedad de este cuerpo, que hasta ahora solo había sido estimada por estratos geológicos.
El hallazgo permitió identificar un linaje genético único del centro argentino, que no desapareció con el paso del tiempo.
“Encontrar un componente propio del centro argentino, con tanta profundidad temporal y que aún se mantiene en la población actual, fue una gran sorpresa y una enorme satisfacción”, señaló Nores.
La investigación demuestra que los antiguos habitantes del centro y norte del país no fueron desplazados por oleadas posteriores, como ocurrió en otras regiones del mundo. Por el contrario, su linaje evolucionó localmente, se mezcló con otros grupos ancestrales, pero nunca fue reemplazado por completo.
“En Europa, por ejemplo, se ven reemplazos poblacionales sucesivos. En esta región, en cambio, hay 8.500 años de continuidad. Cambia la cultura, la tecnología, llega la agricultura, pero la gente siempre fue la misma”, destacó el investigador.
Este componente genético central, originado en Córdoba, participó además en tres migraciones interregionales que marcaron la historia del continente: Programa ahorro energía
Hacia el Noroeste Argentino, donde se mezcló con el componente andino.
Hacia la Región Pampeana, donde se convirtió en la ascendencia principal hace unos 800 años.
Hacia el Gran Chaco, donde se fusionó con el componente amazónico.
Ciencia argentina en el mapa del mundo. La publicación en Nature fue celebrada por la comunidad científica nacional.
“Es como un campeonato del mundo. Llegar a esa revista es el máximo reconocimiento para un científico. Es el resultado del trabajo conjunto desde nuestras universidades públicas y del CONICET”, expresó Nores.
La investigación involucró a 30 especialistas argentinos, y refuerza una verdad profunda: antes de que llegaran los barcos, ya existía una raíz genética fuerte, profunda y expansiva, gestada durante milenios en el corazón del país.
“Queríamos reconstruir una historia que no está escrita, la previa a la conquista hispana. El hallazgo de un linaje sudamericano desconocido demuestra que nuestra comprensión del poblamiento de América sigue siendo limitada”, concluyó Nores.



