Expertos advierten que la acumulación de basura afecta rutas menos conocidas del sistema montañoso, donde la falta de controles y el crecimiento del senderismo profundizan la crisis ambiental en Nepal.

Las imágenes de basura acumulada en las laderas del Monte Everest se repiten cada temporada de escalada y suelen convertirse en símbolo del turismo descontrolado. Sin embargo, operadores de expediciones y especialistas en alta montaña aseguran que el problema va mucho más allá del pico más alto del mundo.
Según explicaron a Forbes, las rutas menos conocidas del Himalaya concentran hoy una mayor cantidad de residuos debido a la falta de controles y a la expansión del trekking. Roland Hunter, director de The Mountain Company, señaló que el campamento base del Everest se encuentra actualmente más limpio gracias a regulaciones estrictas, mientras que otras zonas presentan una situación mucho más crítica.
Desde 2013, Nepal exige que cada escalador retire al menos ocho kilos de basura para recuperar un depósito de USD 4.000. Además, un oficial de enlace debe certificar la limpieza del campamento base. Estas medidas redujeron los desechos en el Everest, pero no se replican con la misma intensidad en otras montañas.
Hunter advirtió que campamentos como el de Dhaulagiri, la séptima montaña más alta del mundo, presentan niveles de contaminación superiores. A esto se suma el impacto de los residuos humanos, que en zonas de gran altitud no se descomponen y pueden filtrarse en fuentes de agua utilizadas por comunidades locales.
Ante este escenario, el gobierno de Nepal avanza con normas más estrictas para escalar el Everest y aumentará el costo del permiso a partir de septiembre de 2025. En paralelo, operadores turísticos impulsan formas de viajar más responsables, con itinerarios terrestres y mayor participación de las comunidades locales.



